Por más de dos décadas, Brenda Ayala y Rosely Hernández se dedicaron a las industrias de la venta y telecomunicaciones hasta que, la inquietud por incursionar en la agricultura las lanzó en plena pandemia a explorar como una vía de negocios la crianza de ganado para venta de carnes a través de lo que denominaron “Finqueras”.
Dos años después de poner a correr aquel arriesgado proyecto -que rondaba en sus cabezas desde el 2017- hoy la pareja de agroempresarias sirve de ejemplo a otras mujeres en Puerto Rico que buscan emprender a través de iniciativas agrícolas.
“Fue un desafío enorme en medio de la crisis de pandemia, pero también fue un refugio para nosotras haber comenzado el proyecto en ese periodo. Estamos hablando de una empresa fundada y creada por dos mujeres que buscábamos insertarnos en la agricultura, pero no sabíamos específicamente en qué... fue después de ir a una convención de agricultura en la que hubo un conferenciante que habló de la industria de carne que dijimos: ‘eso es’. Y entonces, nos preparamos, estudiamos bien el mercado para, finalmente, concretarlo en medio de la pandemia”, narra Rosely, una de las fundadoras y propietarias de la finca.
Finqueras está ubicada en Río Grande y se enfoca a la crianza de ganado de la raza Caribe Senepol, una especie creada en Santa Cruz y que conocieron a través de agrónomos de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez. Allí, un grupo de académicos se dedican al desarrollo de la genética de este ganado en la Finca Montaña, en Aguadilla.
De hecho, en la página “Senepol UPRM” destacan la labor realizada por Brenda y Rosely, quienes iniciaron la agroempresa con una becerra huérfana llamada Lela.
“Este año será el primero de producción con un animal nacido en nuestra finca. Este es un proceso que toma mucho tiempo en lo que el animal se preña, crece y llega a lo que queremos para poder tener un producto de calidad”, explica Rosely.
El concepto que buscan mercadear bajo el slogan “De mi hato a tu mesa” es brindar la experiencia a los clientes de que acudan a la finca y comprar desde allí carne fresca del país. El concepto “hato” hace referencia a las fincas destinadas a la crianza de animales, como vacas, toros, bueyes, búfalos y caballos, entre otros.
Toda la maravillosa historia de éxito que empiezan a cosechar en Finqueras formó parte de una iniciativa que impulsó la alcaldesa de Canóvanas, Lornna Soto, a fin de desarrollar estrategias para promover que mujeres del área este se conviertan en agroempresarias.
A estos fines, recientemente Rosely relató su historia a unas 30 mujeres que participaron de un evento, donde también se les orientó sobre las diversas ayudas que hay disponibles a través del Departamento de Agricultura y el Banco de Desarrollo Económico (BDE).
“Mi consejo a todas ellas es que se arriesguen. No hay nada imposible. Sí hay mucho trabajo, pero la satisfacción que se siente es grande al ver lo que somos capaces de crear en industrias que, por lo general, son lideradas por hombres”, acotó Rosely.
“Tenemos una gran oportunidad de promover como nunca antes a que mujeres se integren en este negocio agroempresarial. Así que nuestro Municipio se ha unido al Departamento de Agricultura y al Banco de Desarrollo Económico para darle apoyo profesional y encaminarlas a este sector”, reiteró, por su parte, la alcaldesa.
Agregó que su interés, más allá de crear empleos, es “empoderar” a la gente para que puedan ser empresarios o empresarias.
“Uno de esos nichos es en el sector agrícola. Conociendo el rol y éxito que han tenido algunas mujeres creando y manteniendo sus agroempresas deseo fomentar esto en Canóvanas, como lo hizo Marilyn Rosa de Fresas y Uvas Rose; Lourdes Pérez Ruiz en Mermelada de Ají Dulce; y Marisol Villalobos de Amasar”, subrayó Soto en referencia a otras agroempresarias exitosas de Puerto Rico.
Por su parte, el presidente del BDE enumeró una cantidad de incentivos que hay disponibles para el desarrollo de pequeños comerciantes.
“Esto, sin duda, es cónsono con la visión y misión del gobernador Pedro Pierluisi de apoyar a las mujeres y hombres en su ruta al éxito comercial. Así que el Banco de Desarrollo Económico estará apoyando a estas mujeres con diferentes productos financieros que tienen la opción de obtener a un bajo interés”, aseguró.
Asimismo, a las participantes se les orientó sobre un apoyo económico que podrían recibir a través del Programa Agrícola Regional del Departamento de Agricultura y la posibilidad de integrarse en un programa de mentoría financiera del BDE y del Colegio de Contadores Públicos Autorizados de Puerto Rico.
“Los agroempresarios ya establecidos también pueden participar de esta actividad, ya que se han recibido unos fondos estatales para ayudarlos a manejar sus respectivas empresas. En Canóvanas seguimos nuestra agenda de desarrollo agrícola como nunca en la historia”, enfatizó Soto.
“Es algo que siempre soñé”
Entre las participantes se encontraba Olga Ramos, residente de la comunidad Cubuy, en Canóvanas, donde su padre criaba gallinas ponedoras para “vender huevos entre las personas del barrio”.
“Me interesaba venir (al evento) porque mi papá tenía ese negocito y cuando él falleció el año pasado, yo quise seguir, pero lo he hecho a menor escala. Vi la promoción de esta actividad y aquí estoy a ver si se le puede dar forma al negocio para criar gallinas y vender los huevos”, sostuvo la mujer que, actualmente, labora como terapista física.
“Me fascina la idea de trabajar la tierra. Es algo que siempre soñé y escuchándolas a ellas y los beneficios que me pueden dar, creo que lo podré lograr”, acotó Olga.
Auge de trabajadoras
Por su parte, Zacha Muñiz, presidenta de Agroempresarias de Puerto Rico, una organización creada por virtud de la Ley 58 de 2017, aplaudió la iniciativa del municipio de Canóvanas y estimuló a otros alcaldes a fomentar proyectos similares.
“Bajo la realidad social y cultural en la que vivimos era normal que el hombre fuera la cabeza de la agricultura y así ocurrió durante muchísimos años, pero ha habido un despertar y las mujeres se han posicionado como líderes de agricultura y no solamente en la parte de trabajar la tierra, sino en la planificación, mercado y distribución de los productos. Estamos despuntando y lo vemos no solo en la agricultura tradicional, la agroecología y la hidroponía, sino también en la apicultura, cunicultura, crianza de carnes, entre otras cosas”, puntualizó.
De hecho, confirmó que al igual que hicieron las propietarias de Finquera hubo un auge de agroempresarias desarrolladas durante la crisis del COVID-19.
“Antes de la pandemia teníamos como 80 a 90 miembros, ahora contamos con 130... ahora están tomando más visibilidad. Definitivamente, ha sido un incremento sustancial y vislumbro que más mujeres se irán uniendo a organizaciones como la nuestra, que se dedican a visibilizar a la mujer en la agroindustria”, subrayó al explicar que la organización sin fines de lucro, adscrita al Departamento de Agricultura, tiene como meta organizar a todas las mujeres agricultoras y agroempresarias para capacitarlas, brindarle apoyo empresarial y técnico mediante la educación, al tiempo que fortalece su independencia económica.
Algunas de las ayudas disponibles:
- Programa de incentivo para maquinaria agrícola
- Subsidio salarial
- Programa de provisión de técnica de precisión agrícola
- Incentivo de inversión regional por industria agrícola: apícola, avícola, porcina y esquera
- Pequeños empresarios
- Equipos especializados
- Industria cafetalera
- Industria ganadera: Reemplazo de vientre y siembra de pastos nuevos mejorados
- Compra de árboles de producción de frutas